Cuando la tiroides está funcionando correctamente, se absorbe el yodo que se encuentra en muchos de los alimentos que comemos y se convierte en dos tipos de hormonas: T3 y T4. Estas dos hormonas se liberan en el torrente sanguíneo para controlar y supervisar todos los procesos metabólicos del cuerpo. Sin embargo, si la tiroides produce demasiada cantidad de estas dos hormonas, ocurre una condición llamada hipertiroidismo. Esto significa que el metabolismo del cuerpo se acelera de manera anormal, que puede conducir a un aumento de las palpitaciones, sudoración, sobrecalentamiento, fatiga, inflamación de la glándula tiroides (bocio), pérdida de cabello, insomnio y pérdida de peso.
El hipertiroidismo ocurre generalmente en personas entre la edad de 20 a 40, así como mujeres embarazadas o cualquier persona sometida a una gran cantidad de estrés. Una de las manifestaciones más comunes de este trastorno es la enfermedad de Graves, en la que la glándula pituitaria por error indica a la tiroides que produzca más T3 y T4. Lo contrario de esta condición es el hipotiroidismo por supuesto, en donde la tiroides no produce suficiente cantidad de hormonas necesarias para mantener un índice metabólico adecuado. Irónicamente muchos de los síntomas son los mismos en ambas condiciones.
A pesar de que la pérdida de peso puede parecer obvia, los estudios recientes han demostrado que a pesar de un aumento del metabolismo, muchas personas que sufren de hipertiroidismo han ganado realmente una cantidad significativa de peso. Esto es más probable debido al aumento del apetito que resulta de un metabolismo más rápido, además de la incapacidad de quemar las calorías adicionales debido a la debilidad, apatía y depresión, tres síntomas asociados con este trastorno.
Otra posible explicación para el aumento de peso en una persona con hipertiroidismo puede ser el exceso de T3 y T4 que inicialmente impide que el cuerpo del paciente se auto regule.
Si bien el tratamiento del hipertiroidismo puede implicar el uso de drogas como el yodo radiactivo (u otras formas de medicamentos diseñados para disminuir la producción de T3 y T4 por la tiroides), o incluso haber formado parte de la tiroides extirpado quirúrgicamente, algunos expertos en nutrición recomiendan una dieta rica en ácidos grasos Omega-3, vitamina C y calcio.
Alimentos que inhiben la producción excesiva de la tiroides
Ciertos alimentos que inhiben la producción excesiva de tiroides son la coliflor, frijoles, vegetales de hojas verdes y soja. Las hierbas como la hierba de la madre, la cúrcuma y la menta de lobo también pueden estabilizar la glándula tiroides, pero por supuesto uno siempre debe consultar con un profesional de la salud antes de tratar de diagnosticar o especialmente tratar una dolencia con este tipo de gravedad.